El
drama de las madres con sida.
Muchas
mujeres seropositivas afrontan el complicado reto de la reproducción
con el riesgo de perder sus vidas durante la maternidad o contagiar a
sus hijos.
Crónica
de A. DOMENECH
(Agencia
EFE)
MADRID
/ 03.06.2012
Ser
madre con VIH significa para muchas mujeres "dejar de pensar en
que puedes morir para dar vida", algo que compensa con creces la
soledad y la incomprensión que sufrieron en el momento de tomar esta
decisión.
Ana,
una de estas madres valientes, que no quiere identificarse con su
nombre completo, ha recordado, en una entrevista cómo a comienzos de
la década de los noventa se recomendaba a las mujeres con sida no
tener hijos.
Actualmente,
los nuevos tratamientos antirretrovirales ofrecen la posibilidad de
tener descendencia sin apenas riesgo de transmisión y efectos
secundarios pero lo cierto es que, como le ocurrió a ella, no es
fácil encontrar a alguien que te apoye en esta aventura ante el
temor de que la madre y el recién nacido tengan problemas de salud.
"Cuando
yo me quedé embarazada, en 2004, hacía diez años que tenía la
infección y todo el mundo me dijo que mejor no me arriesgara",
señaló.
Relató
que en su entorno muchos parecían preguntarle: "¿Cómo se te
ocurre a ti estando enferma querer ser madre?". Aun así, Ana
sabía que la decisión que tomara finalmente sería "algo
personal" añadía.
En
su opinión, "una mujer que vive con VIH se puede sentir juzgada
o incluso sentirse mal" y puso, como ejemplo, lo que le ocurrió
cuando acudió a hacerse la prueba del embarazo.
"Lo
primero que me preguntaron es si el embarazo era deseado y contesté
que sí; luego si tenía alguna enfermedad y también contesté que
sí, que VIH, e inmediatamente me dijeron: 'pues puede abortar",
recordó con tristeza.
Ana
se vinculó "estrechamente" a una ONG donde pudo contactar
con otras mujeres que ya habían atravesado por esta experiencia,
obtuvo información sobre los nuevos fármacos y sus posibles efectos
secundarios y sobre cuántos niños nacían con sida en España.
Supo
entonces que la tasa de transmisión vertical en este país es menor
a un 0,4% y que los antirretrovirales para mujeres embarazadas han
demostrado "sobradamente su eficacia y seguridad".
Pese
a todo, no encontró "apoyo en ningún sitio" y sintió
"incluso miedo" de traer un niño al mundo que pudiera
estar infectado del virus.
Una
vez tomada la decisión, Ana cuenta con orgullo que "todo fue
muy bien, perfecto". Durante los nueve meses del embarazo su
carga viral fue indetectable y sus defensas se mantuvieron normales,
su hijo es negativo y ningún de los dos sufrieron efectos
secundarios.
La
historia de su vida tiene dos momentos importantes, uno trágico y
otro feliz: en el que supo que estaba infectada de VIH y pensó que
podía morir, y cuando dio a luz y descubrió que no solo vivía ella
sino que además era capaz de dar vida.
"Dejar
de pensar en morir para pensar en dar vida ha sido el mayor milagro",
enfatizó Ana, quien recomendó a aquellas mujeres con VIH que
quieran tener descendencia que "no renuncien a este fuerte
deseo". Les recomendó, no obstante, que soliciten información
a su especialista de Medicina Interna para que sepan cuál es el
momento adecuado según su estado de salud, sus defensas y su carga
viral, añadió Ana.
Además,
comentó que en estos últimos años se han producido muchos avances
médicos pero continúa faltando información, por lo que ha
aconsejado a las interesadas que acudan al especialista y que hablen
con otras mujeres que porten el virus.
Es
necesario, en su opinión, encontrar a personas que puedan apoyar
emocionalmente a la mujer "porque es un momento de soledad".
"Parece
que nos tenemos que enfrentar solas al desconocimiento de muchos
profesionales sanitarios, desde el médico de cabecera, a la matrona
y a quien te hace la ecografía", lamentó.
Se
ha mostrado muy preocupada además por la decisión del Gobierno de
retirar la tarjeta sanitaria a los inmigrantes en situación
irregular, uno de los colectivos más afectados por el virus.
"Dejar
sin tratamiento a una persona a la que le es necesario para vivir me
parece una vulneración de los derechos humanos: es terrible y no se
puede permitir que pase esto", aseveró.
Otra
"asignatura pendiente" en España es la de la
investigación, porque existe la necesidad de impulsar estudios en
mujeres.